27 de abril de 2015

El títere que quería ser llanero

Cuento Infantil

Imagen del Cuento

Hace mucho tiempo, en el teatro principal de la ciudad, se presentaban las mejores obras infantiles: música, colorido, excelentes actuaciones y grandiosos títeres llenaban el escenario y recreaban historias maravillosas.
Un día llegó un nuevo encargado, un hombre frío y malhumorado, que decidió cancelar todas las funciones para niños y realizar solamente adaptaciones de clásicos antiguos como "La Odisea", "Hamlet" y "Romeo y Julieta" entre otras.

Este nuevo directivo, cuyo nombre era Luis, se encargó de destruir poco a poco todos los guiones y la utilería, rompió los cuentos y juguetes, despidió a los actores más queridos por los niños y encerró a los títeres en una caja oculta tras bastidores.

Fotografía del Teatro

El títere más joven de todos se llamaba Juancho, era muy curioso y extrovertido, expiaba por un agujerito de la caja las obras que aún se presentaban los sábados. Le agradaban las canciones y las voces, pero lo que más le gustaba eran los aplausos del público. Juancho soñaba con ser liberado algún día y recorrer el país, había escuchado sobre lugares fantásticos... las más hermosas playas y montañas infinitas.

Quería surfear en las olas de Cuyagua; conocer los ríos más caudalosos y navegar por sus impetuosas aguas, cruzar el Orinoco y el Arauca. Escalar los tepúes de La Gran Sabana, visitar las Cuevas del Guácharo y muchos otros lugares llamativos.

Sobre todo deseaba conocer la región de "Los Llanos", le fascinaban las historias de vaqueros que escuchaba contar a los títeres mayores. Pero sólo podía soñar con todos esos parajes exóticos ya que su cautiverio estaba aún muy lejos de terminar.

El teatro había sido cerrado y sus puertas clausuradas, sólo quedaban el silencio y la soledad que se apoderaron del recinto por muchos años. Hasta que un día, Juancho despertó al escuchar fuertes ruidos procedentes del exterior. Se alegró al ver un grupo de personas que ordenaban las sillas, utilería, vestuario y preparaban una nueva obra con la que se reabriría el teatro.

¡Y por fin subió el telón! Al finalizar la obra, Juancho lloró de emoción, lloró tanto y tan fuerte que llamó la atención de una joven actriz, que curiosa por el ruido, destapó la caja, observando con asombró como varias docenas de títeres le agradecían y salían corriendo. Juancho de tanto llorar se había quedado dormido y no se enteró de nada, hasta que al abrir los ojos se maravilló al verse libre.

La actriz se lo había llevado en su bolso hasta su casa. Juancho miró alrededor y vio asombrado que había palmas de moriche y se oía música de arpa, cuatro y maracas. ¡La actriz, llamada Elisa, vivía en Guárico, región de los llanos!

Desde entonces los niños llaneros cuentan la historia de un títere alegre que monta a caballo y ordeña vacas.

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Gracias por leer.

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4/ 5
Oleh

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