A continuación les dejo el segundo capítulo y los enlaces de descarga.
El Heredero enamorado
Los primeros rayos del sol, se
colaron a través de la ventana abierta y despertaron a In Sung, quien se había
quedado dormido con un sueño intranquilo en una posada cercana al Puerto de
Mokpo. Se vistió de prisa con las ropas que sus soldados le habían prestado el
día anterior y se dispuso a continuar indagando sobre el paradero de su
hermano, el príncipe Jin Wook. Los rumores decían que había sido visto por
última vez hablando con unos comerciantes japoneses, In Sung decidió subir a
las embarcaciones japonesas y preguntar a los marinos. Llevaba un retrato de
Jin Wook vistiendo un traje negro como el que siempre usaba antes de ser
nombrado Príncipe, cuando aún todos llamaban Espadachín de Negro.
Un marino identificó la foto y le
contó a In Sung, que hacía un par de días, el hombre de la foto había viajado
en su barco con rumbo a Japón y allí había comprado unas nueva y poderosas
armas diseñadas por un comerciante de Ming y que había regresado con ellas a
Joseon. In Sung se quedó maravillado ante la noticia, pensando que su hermano
habría escuchado los rumores sobre una posible conspiración y seguramente se
estaba preparando en secreto para defenderlos a él y a Yoon Hee, como tantas
otras veces lo había hecho en el pasado. Aclarado el misterio sobre el paradero
del Espadachín, el rey decidió volver a toda prisa a Hanyang.
Yoon Hee, estaba en el palacio
rodeada de varios soldados, indicándoles la posición exacta donde debían
plantar aquel nuevo árbol de cerezo, traído de una de las provincias del
interior. Debía estar ubicado en el antiguo Pabellón Blanco, en el mismo lugar
en el que antes estaba aquel majestuoso árbol, bajo el cual solía encontrarse
con su amado In Sung. Los recuerdos de aquellos días la llenaban de emoción y
las lágrimas brotaban de sus ojos sin poder contenerlas.
Una vez plantado el árbol, se
retiró complacida hacia el Palacio del Este para descansar un rato en uno de
sus lugares favoritos: la antigua Biblioteca Real. A Yoon Hee le gustaba ayudar
en las labores de transcribir y reconstruir los viejos pergaminos, que habían
sido parcialmente destruidos por el fuego durante la invasión Qing. Allí pasaba
muchas horas y había aprendido mucho sobre la historia antigua de Joseon y sus reyes.
Min Ho, detuvo su caballo a las
afueras del palacio, y ayudó a la joven a bajarse, entraron sigilosamente,
intentando no ser vistos por las Damas de la Corte, que hacían sus habituales rondas llevando
los alimentos y otros artículos de un lado a otro. El príncipe Min Ho, llevó a
la chica hasta el antiguo Pabellón Blanco, y al percatarse que no había nadie,
se sintió más a gusto y entonces le preguntó:
—¿Cuál es su nombre señorita?
—Me llam... llamo Min Ah —contestó
la chica tartamudeando.
—Lindo nombre. Ideal para una
princesa. ¿Le gustaría ser una princesa? —le preguntó rápidamente
Min Ho.
La joven estaba totalmente
impresionada ante la osadía del joven, pero sin perder la compostura, contestó
rudamente:
—Aquí hay alguien que se cree
príncipe sin serlo, todo el mundo sabe que usted, es adoptado. Por lo tanto,
nunca llegará al trono, ese puesto lo ocupará la princesa Chae Rim. Así que
déjese de andar diciéndole a las jovencitas que pueden llegar a ser reinas de
un reino que ni siquiera es suyo.
—No sabe lo que dice señorita Min Ah
—respondió
Min Ho indignado—. Le pregunté que si le gustaría ser
princesa, no dije "Reina", me parece que el estar en el palacio por
primera vez, le ha afectado gravemente los sentidos.
De improvisto, el príncipe, arrancó
unas flores del jardín y se las colocó con sutileza en el cabello a la joven,
quien sorprendida lo miró a los ojos fijamente por un instante y entonces ambos
comenzaron a reír tontamente. Aquel simple gesto había creado una conexión
entre ellos y sus corazones llenos de vida empezaron a latir al unísono el uno
por el otro, sin saber que estaban siendo observados muy cuidadosamente por
aquel viejo Eunuco Real, que al instante se dirigió hacia la habitación secreta
para encontrarse de nuevo con el jefe de la conspiración. Al llegar allí se
dirigió hacia el anciano y le dijo:
—Está confirmado mi señor, el joven
que hemos estado buscando por años, es Min Ho. In Sung, lo adoptó sin saber
nada sobre su pasado. Ese joven es el único heredero legal al trono. In Sung
tiene al enemigo en sus propias narices y lo ha criado como si fuera su propio
hijo. La joven que contratamos para seducirlo está haciendo muy bien su
trabajo, podemos confiar en ella, mientras tengamos a sus padres secuestrados
no abrirá la boca y hará todo lo que le ordenemos.
—¡Muy bien! ¡Muy bien! —exclamó
el viejo—. Todo marcha según lo planeado. Min Ho nos ayudará
a derrocar a In Sung.
—¿Cree que cooperará con nosotros,
mi señor? —preguntó el Eunuco.
—Por supuesto —respondió
el viejo enseguida, una vez que se entere que soy su padre, tendrá que unirse a
mí. Y si no lo hace por mí, entonces sin duda lo hará para que nada le pase a
esa jovencita de la que se está enamorando y si aún no es suficiente, tendrá
que hacerlo si no quiere ver muerta a su pequeña hermana la princesa Chae Rim.
¿Cómo va lo del secuestro de la niña? ¿Contactaste al guerrero?
—Sí, mi señor, lo hará en un par de
noches.
Todas las noches, Yoon Hee se
dirigía a la habitación de la pequeña Chae Rim para contarle alguna historia
antes de dormir. Esa noche le contaría la leyenda de Damo, la Sirvienta del Té
que había llegado a ser la primera mujer detective en el departamento de
Policía de Joseon. Al llegar a la habitación, la encontró vacía. Extrañada, fue
por los pasillos llamando a su hija a gritos, alertando a los Guardias y Damas de
la Corte para
que le ayudaran a encontrarla. Siguió buscando por todas las habitaciones donde
la niña solía esconderse cuando jugaban. La encontró dormida a los pies del
majestuoso árbol de cerezo en el Pabellón Blanco.
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El Heredero de Joseon. Capítulo 3
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Oleh
Gissi Rodríguez
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